Y esperar y esperar y esperar
que cada cual regrese a su sitio,
que aquella sombra que alzó la sombra de una copa
extienda sus brazos exigiendo más y que la copa siga girando,
que las bocas que vertieron el vino respiren su aliento...
Pero ¡silencio!
Algo se levanta.
¡Silencio!
Algo se vuelve a sentar,
la sombra del brazo del tenedor que sostuve:
«...porque una sociedad que no ha aprendido a cerrar los ojos ante la guerra,
no está preparada para los cuerpos desnudos».
Sentencia.
Entonces brillo de ojos,
risas, pasos, tambores y cornetas,
¡la luna en movimiento,
que alguien atrape la luna en movimiento,
que la eternidad nos haya escogido,
que la copa siga girando, que el mundo se detenga,
y que absolutamente nada perturbe la paz de esta noche
en la que las sombras de un instante se han reunido
a esperar y esperar y esperar!